23 de agosto de 2008

abstecion electoral!

Comúnmente desde un punto de vista libertario, se abogaba por el voto nulo. Sin embargo ahora con eso de que gana el 50+1 del total de votos, le han quitado validez al voto nulo. Debería ser que gane la opción que obtenga 50+1 de votos válidoz y así tendría sentido anular el voto.

Y por eso, a pesar que la mayoría lo tome como irresponsabilidad política, no iré a votar y propongo la abstención como forma de protesta. Prefiero comprar un certificado de buen ciudadano que caer en su estúpido juego de dicotomía políticoelectoral!

7 de agosto de 2008

La misma tijera

Prestado del blog http://imputacionpolitica.blogspot.com/

Reitero mi vieja teoría de que en algún momento las ramas genealógicas del alcalde Nebot y el presidente Correa se entrelazan. Estoy seguro que comparten, el uno sarraceno y el otro manabita, un punto de raigambre genética común. Y creo que es el gen de la prepotencia. El hecho de que el uno esté parado en la vereda y el otro en la de enfrente, no tiene nada que ver. Creo que en lo personal, muy por sus adentros, se admiran, se aprecian, se identifican y se reconocen cortados por la misma tijera.

Señalemos, pues, el fundamento fáctico de esta locura aparente.

En Guayaquil, desde hace muchos años los conocidos robaburros se han convertido en una fuerza de abuso e intolerancia. Yo lo he presenciado. Hace unos cuatro años fui testigo del "operativo" de un piquete de municipales levantar en peso a un vendedora de mandarinas en la avenida Francisco de Orellana, empujarla contra la calzada, tirar su carrito en una camioneta y desperdiciar alrededor de 300 mandarinas -cálculo que hice muy al ojo- para luego mofarla y burlarse de la vendedora de mandarinas. Cuando desde mi carro les reclamé su conducta, lo que recibí fue un mandarinazo en el parabrisas. Basta ver la actitud de los municipales en este video y no precisamente las del año 2008, sino las del año 2005.

En Dayuma, cuando al presidente no le gustó la conducta de los manifestantes, ordenó sean reprimidos con toda la fuerza de la ley. Esa frase siempre me ha parecido divertida, porque se ha interpretado durante años como la justificación legal de usar la fuerza, cuando a mí me parece que la ley no media de la fuerza porque precisamente nació como el remedio a la autocomposición de los conflictos.

El alcalde Nebot organizó una marcha hacia Montecristi que al presidente Correa no le hizo ninguna gracia. El presidente Correa se refugió en el artilugio legal del permiso para la marcha para detenerlo. Y así, el alcalde Nebot -que no es tan valiente que digamos- cogió y dio media vuelta a su poltrona municipal y con un puchero dijo que no iría donde no le reciben bien (vaya razonamiento).

El presidente por su parte dijo que el no había ordenado que la marcha se impida, pero que si se impidió por motivos legales, estaba bien. Lo que no calcularía el presidente Correa es que el alcalde Nebot, valiéndose de su coideario Johny Terán, le cerró el paso al presidente Correa a la entrada de Babahoyo. Ahora, el preisdente ha dicho que enjuiciará a los organizadores de ese paro.

¡Qué barbaridad! Ya mismo sale el abogado Nebot a criticar que el presidente no permite la libre y pacífica manifestación de los ciudadanos...

Pero ya se olvidó el alcalde que él ordenó enjuiciar a los pobladores de Guayaquil que se opusieron y obstaculizaron la en ese entonces recién inaugurada Metrovía y los acusó formalmente de terroristas (por cierto, les recomiendo lean íntegro el documento del link)?

¿No fue lo mismo que hizo el presidente Correa respecto de los manifestantes en Dayuma?

Insisto, algún historiador debería buscar el punto en que se entrelazan estos dos personajes.

Por sí esto fuera poco, queridos lectores, ambos personajes tienen fama de autoritarios, prepotentes. Vaya que lo han demostrado. Varias veces han perdido la paciencia y han utilizado un lenguaje poco propicio para las ocasiones en que se encontraban (aunque hay que reconocer que el alcalde Nebot tiene un verbo más florido que el del presidente). Hagamos un pequeño recuento:

¿Quién puede olvidar el inolvidable "ven para mearte, enano mamarracho hijo de puta" del alcalde? ¿O el yucazo que desde San Francisco 300 le dedicaba al entonces presidente Borja en la parada militar del 9 de octubre? Ahora ha moderado un poco su impúdica boca, pero eso no le persuadió en entrevista con Carlos Vera de referirse despectivamente a la colonia alemana de Guayaquil, por puro odio a Ramón Zoneholzner, y decirles que se vayan a seguir a Hitler o a calificar de diarrea de mentiras una cadena del gobierno sobre la crisis bancaria?

Tampoco hay muchos que hayan pasado por alto las conductas del presidente Correa en cuanto a prepotencia y carácter irascible. Podemos hacer una mención sucinta. Vieja pelucona, cállate majadera, gordita horrorosa, por idiotas como tú... En fin, a pesar de no tener el calibre del Nebot borracho del enano mamarracho son frases que están completamente fuera de lugar y impropias de un presidente de la república.

Por otra parte, ambos han usado a funcionarios públicos para sus manifestaciones políticas. Tanto los funcionarios de dependencias adscritas al gobierno central, como los del municipio de Guayaquil comentan a boca chica la obligatoriedad de asistir a las marchas que cada uno de los líderes organiza.

Son, por otra parte, amantes obstinados de las encuestas y en ellas fundamentan su concepto de democracia. Para ellos estas encuestas son la legitimación de todos sus actos y la democracia se reduce al porcentaje de aprobación que tienen en sus respectivas administraciones. En ellas sustentan sus alegaciones para no modificar, no rectificar y desoír y desechar cuanta crítica -constructiva o no- que se les formule.

Es que ambos, presidente y alcalde, declaran enemistad con cualquiera que apenas les cuestione, pues para ellos no existen las posiciones eclécticas, ni de consenso, sino que viven de la falacia del falso dilema, que consiste en nada más y nada menos, en poner a los ciudadanos en la encrucijada de "o estás conmigo o estás en mi contra".

A los dos les gustan las grandes obras, las obras magníficas: refinería o malecón, hidroeléctrica o parque acuático, a Correa y Nebot se les evidencia a las claras la intención de presentarse a través de las obras gigantescas. Son, en cierta medida, populistas más o menos responsables en el gasto y la planificación de sus maniobras para ganar el favor popular: Bonos, libros gratis, planes de vivienda, salud... Se pueden poner indistintamente estas palabras junto al apellido del presidente o del alcalde.

¡Qué coincidencias!

Finalmente, a lo lejos se increpan y se indisponen, pero cuando se sientan en la misma mesa se agradecen y se ríen conversando (Carlos Vera se lo hace notar) o, si no, como sucedió hace unos días, preferiblemente no se reúnen.

Vaya dos caprichosos que tenemos frente a la ciudad más importante del Ecuador y frente al Gobierno Central.

Así las cosas, parece que el enfrentamiento que sostienen ambos no es producto de posiciones ideológicas contraproducentes únicamente, sino que está cargado con una alta dosis de animadversión personal que no radica en el aborrecimiento per se del opositor, sino además y principalmente por la simple y sencilla razón de que los polos iguales se repelen indefectiblemente