Siempre me he preguntado por qué el Estado financia el cine y no la tecnocumbia. Es más fácil y barata de hacer, más divertida y llega a mucha más personas que una de esas raras películas incomprendidas.
Yo soy realizador audiovisual, me gusta el cine y me gustaría algún día poder hacer grandes películas que ganen premios extraños y gusten a los excéntricos de vanguardia. Pero el hecho que me guste algo, no implica que vaya a apoyar que se gasten recursos estatales para incentivarlo.
Es verdad, lo acepto, participé en la convocatoria del CNCINE para los fondos concursables con la esperanza de poder financiar el corto que tengo en la punta de la lengua hace casi dos años. Es una situación media confusa, pero en mi defensa digo que el hecho que pasee por las calles y disfrute de los parques estatales, no quiere decir que sea estatista. Mi seguro médico es estatal, y aún así defiendo la desmonopolización de la salud.
Lo importante aquí es que yo no defiendo la ley de cine. Escribo esto porque leo una convocatoria donde se llama a todos "quienes hace o sueñan con hacer cine" a defender la ley. Y no es así. Si la ley existe, trataré de aprovecharme de ella, sino existe que pena, y si la eliminan pues mucho mejor para todos.
No estoy de acuerdo con que el Estado financie con la plata de todos, determinadas actividades de unos cuantos. Mucho menos le encuentro sentido a que se discriminen algunas para financiar el cine. Bien podría ser el pole dance, o el patinaje en hielo, o el graffiti, o las funciones de títeres. Por qué invertir cientos de miles de dólares para que tres gatos filmen una película al año. Película que para colmo, la inmensa mayoría de quienes pagan impuestos ni siquiera verá, porque no le interesa un carajo.
Mi lógica es la siguiente: si a la inmensa mayoría de personas les gustara, interesara, o al menos quisieran apoyar a los cineastas ecuatorianos; entonces no sería necesario financiarse a través de impuestos. Lastimosamente no es así, y como siempre digo: si algo no puede pagarse por sí sólo pues es porque a nadie le importa y no tiene razón de ser más que el propio ego y satisfacción de quien lo realiza. Por algo somos artistas. Tan solo debemos entender que si nadie paga por ver nuestra "obra", entonces estamos condenados o a dejar de hacerla o a buscar nuestros propios medios para hacerla, pero no tenemos ningún derecho a saquear los bolsillos ajenos para financiarla.
Es un camino difícil, es verdad. Parecido al de un músico, teatrero, mago o pintor que quiera dedicar su vida a expresarse a través de su técnica. Talvez un poco más difícil debido a la elevadísima diferencia entre los costos de grabar un disco y filmar un largometraje, pero es lo que elegimos. Se supone que es lo que nos gusta.
Mi sueño dorado es encontrar una vieja rica, con plata, a la que le encante el sexo oral, y que esté dispuesta a ser mi mecenas. Mientras eso no pase, me tocará partirme el lomo para ahorrar algo, y buscar y buscar apoyo financiero en empresas, fundaciones, amigos, familia, etc; pero no me quedaré de brazos cruzados por falta de presupuesto. Mucho menos saldré a la calle a lloriquear para que los burócratas decidan costearme lo que talvez sea uno de los más grandes caprichos de mi vida: hacer cine.