



Aportación del subcomandante insurgente Marcos al debate sobre formas de combatir el capitalismo. Fragmento de su intervención en la mesa redonda del 20 de julio en Tuxtla Gutiérrez.
El Sup recibe del Teniente Coronel Insurgente Moisés una lata de conocido refresco de cola, con la marca borrada. El Sup coloca la lata frente suyo y explica:
Ésta es una lata de conocido refresco de cola a la que se le ha borrado lo que la identifique publicitariamente. A principios de este año, en el Primer Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, en Oventik, Chiapas, uno de los asistentes intervino y puso sobre la mesa, con gesto teatral, una serie de envases de dicha marca e increpó a los zapatistas el que esos productos se vendieran en los caracoles, diciendo que eso era ser inconsecuentes. Los que venían de fuera lo aplaudieron a rabiar. Los compañeros guardaron silencio, después de todo, habían invitado a la gente a hablar, así fuera para decir tarugadas. Quienes aplaudieron, no le preguntaron al espontáneo juez, jurado y verdugo qué marca de calzado y ropa estaba usando, ni dónde o como había conseguido el moderno y caro vehículo de su propiedad en el que llegó para enjuiciar y condenar, envases mediante, el proceso de lucha zapatista. Le aplaudieron y él tuvo sus segundos de gloria, que alargó luego en las sobremesas coletas de sus cuates y clientes.
El silencio de nuestras jefas y jefes fue un gesto de cortesía, no significó ni significa estar de acuerdo con lo que dijo esa persona. Ahora yo voy a decir, en palabras, lo que dijo el silencio de mis compañeras y compañeros dirigentes, autoridades autónomas y coordinadores de los distintos esfuerzos que se levantan en territorio zapatista.
Frente a esta lata de refresco se pueden tomar varias posiciones. Una es la que sostiene el juez que nos visitó en aquella ocasión y que tanto entusiasmo y adhesiones despierta en una franja de la sociedad y de quienes se acercan a las comunidades. Es la posición del consumo anticapitalista. Consiste en atacar al capitalismo en el consumo, es decir, en no consumir determinados productos. Una posición valedera, respetable y, sobre todo, saludable.
Hay otra forma de anticapitalismo, que ataca en la esfera de la circulación. Es decir, no se adquieren los productos en los grandes consorcios comerciales, sino que se promueve y alienta el pequeño y mediano comercio, el comercio ambulante, las cooperativas y colectivos. Una posición también valedera, consecuente, respetable y que, además, no sólo ataca al gran capital, sino que beneficia a un sector de los desfavorecidos.
Por su parte, la zapatista o el zapatista toma esta lata de refresco y le empieza a hacer preguntas. Yo sé que de por sí los zapatistas tenemos fama de esquizofrénicos. Por ejemplo, aunque hablemos individualmente, no usamos el "yo, mi, me, conmigo?", sino que usamos la primera persona del plural: "nosotros". Pero aquí no se trata de haber llegado al extremo de pretender sostener un diálogo con una lata de refresco, sino de algo más sencillo. Se trata de preguntarle a la lata quién la produjo y quién la transportó.
Puesto que la lata guarda un empecinado silencio, el zapatista se responde a sí mismo (otro signo de esquizofrenia, dirán algun@s). La lata, se responde la zapatista, la produjo un obrero o una obrera, en unaplanta que es propiedad de un patrón, y la transportó un empleado, un "choferólogo" dirían los compas de la Realidad recordando la anécdota que contó el Teniente Coronel Insurgente Moisés en aquella ocasión, en un camión que es propiedad del mismo patrón. Y entonces esa obrera, ese obrero o empleado, recibe un salario pero no es todo lo que se gana con la lata de refresco. A la hora de producir esa lata, el obrero o la obrera son explotados por un patrón, que se roba su trabajo y sólo les da una pequeña parte para que traten de sobrevivir.
¿Qué pasaría, pregunta el zapatista, si no hubiera patrón, si la planta refresquera y el camión repartidor fueran propiedad de los trabajadores y trabajadoras, así como los zapatistas somos dueños de la tierra que trabajamos? La zapatista se responde: "los trabajadores no sólo tendrían más paga y vivirían mejor, también se harían dueños de su destino y empezarían a pasar muchas cosas en ellos, la problema sería muy grande pero sería otra problema, una más mejor, más democrática, más libre, más justa".
El zapatista y la zapatista toman entonces una decisión, y ésta consiste en tratar de unirse con esa obrera, con ese empleado, para organizarse y, juntos, luchar por quitarles a los patrones la propiedad de los medios de producción, sea de producción de refrescos o de luz o de autos o de ropa o de zapatos o de todo.
Para hacer esto, los zapatistas sacan su pensamiento en la Sexta Declaración del Selva Lacandona y dicen claro: la problema del capitalismo es que unos pocos son dueños de todo y unos muchos son dueños de nada, y eso debe cambiar, ponerse de cabeza, subvertirse, vueltearse.
O sea que los zapatistas deciden ser anticapitalistas atacando la propiedad de los medios de producción. Esa persona que juzgó y condenó, quienes le aplaudieron y algunas y algunos de quienes nos miran, escuchan y leen,piensan que nuestro anticapitalismo no es consecuente, que el suyo es mejor y más visible, más inmediato y, sobre todo, más presumible a la hora de hablar de ser consecuentes.
Nosotros sólo decimos el nuestro es un anticapitalismo más modesto: es el que apunta al corazón mismo del sistema. Podrán cambiarse los hábitos de consumo de una sociedad, o las formas y medios para circular las mercancías, pero si no cambia la propiedad de los medios para producir, si no desaparece la explotación del trabajo, el capitalismo seguirá vivo y actuante.
Después de la Guerra Fría y de la caída del Muro de Berlín se pensaba que era el fin de las luchas sociales y del conjunto de los gobiernos mas autoritarios y despóticos de la época. Como también se pensaba que era el principio de un nuevo orden social conocido como globalización del neoliberalismo que busca conquistar países productores para abaratar costos a nivel de empresa y maximizar ganancias y expandirse. Todos estos sucesos que se suscitan a finales de los 80 y principios de los 90 dejan un mal sabor de boca a todxs lxs que apostaban por un mundo mas justo y equitativo, o que creían incluso que el socialismo de estado centralizador y totalitario era la única alternativa de entonces para combatir el capitalismo salvaje. Para entonces las teoría de Francis Fukuyama parecían tener razón, el socialismo había caído y la gran parte de la economía mundial estaba en manos de los estados unidos y al parecer no había ninguna fuerza social o corriente que pudiera contrarrestar esta ofensiva.
Sin embargo, mientras en algunos lugares de Europa el fantasma del anarquismo seguía rondando y al parecer se negaba a desaparecer, en América latina la contra aparece por las montañas del sureste mexicano en la madrugada de un nuevo año. Año en que lxs lideres mundiales habían escogido a México como la nueva víctima para probar un tratado de libre comercio con estados unidos lo que llevo al país a una gran crisis de desempleo, pobreza y hambre, mas que nada en la zona rural. Este levantamiento, el 1 de enero de 1994, fue realizado por indígenas chiapanecxs armadxs que con esto dijeron “Basta!” a todo lo que estaba sucediendo. El nombre de este grupo armado era Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en memoria y reivindicando al líder mexicano de luchas campesinas Emiliano Zapata Salazar, que luchaba por una redistribución de tierras a los campesinos.
Con esto quedaba marcado y anunciado el regreso de las luchas sociales contra el monstruo capitalista y sus aliados. El anarquismo parecía seguir tomando fuerza mas que nada en los países desarrollados (con el movimiento okupa y los centros sociales tomados a beneficio del barrio). Hasta el 99, donde tuvo gran presencia la Batalla de Seattle con la aparición del Centro de Medios Independiente (Indymedia), como una alternativa para la comunicación en el que el visitante de esta pagina puede publicar sus propios artículos, noticias, convocatorias, etc, lo que para ese entonces fue un gran acontecimiento. La Batalla de Seattle (Estados Unidos) se produjo debido a la reunión que la Organización Mundial de Comercio (OMC) iba a realizar por el inicio del nuevo milenio. Alrededor de 300 000 personas entre anarquistas, ecologistas, artistas, okupas, y distintxs activistas, se congregaron y lograron impedir la reunión, debido a que la policía perdió el control de tanta gente y no habían garantías para que la OMC se reuniera. Esto era el comienzo de una nueva lucha del movimiento alterglobalización y dejaba claro que las luchas sociales habían regresado para quedarse y no se pensaban ir.
Reuniones como estas se siguieron dando, y se siguen dando. Ahora es el grupo de los 8 países más poderosos del mundo que se reúnen para repartirse nuestros recursos y nuestra tierra. A esto el movimiento alterglobalización sigue organizándose y globalizando la resistencia a través de la solidaridad internacional. Ejemplos de las reuniones de la G8 puede ser la de Génova-Italia, donde las manifestaciones culminaron en la muerte de Carlo Guilliani por parte de la policía italiana. Ahora mas reciente la reunión en Alemania donde las protestas tampoco se hicieron esperar.
Argentina diciembre del 2001: el congelamiento de las cuentas bancarias derivó en saqueos, manifestaciones y cacerolazos espontáneos que pedía la salida del gobierno de entonces al grito de “Fuera Todos!”. Estas acciones tuvieron gran repercusión en la sociedad argentina no solo por la estrecha relación que tuvieron lxs ciudadanxs en los cacerolazos improvisados sino que debido a estos mismos, cientxs de ciudadanxs que ven como las instituciones representativas no hacen valer sus derechos y no lxs escuchan, toman la iniciativa de organizarse en asambleas barriales para decidir y resolver los temas mas importantes del barrio, de la ciudad y del país a través del debate, la cultura y la acción directa. Así se concreta una experiencia asamblearia y horizontal que construye lazos de cooperación solidaria y apoyo mutuo.
Un poco mas allá de las asambleas barriales la crisis deja un grano mas de arena para las luchas sociales y para los procesos de resistencia. Estoy hablando de las tomas de fabricas por parte de sus propixs trabajadorxs. Todo se genera en el momento de la crisis: lxs dueñxs de algunas fabricas y empresas huyen del país y las dejan abandonadas, y en otras no fluyen capitales y tienen que cerrar. Lxs trabajadorxs, mucho mas precavidxs, en lugar de irse a sus casas como desempleadxs deciden tomárselas y poner en marcha las fabricas y continuar la producción pero ahora con una diferencia: trabajan sin patrón y todxs reciben un mismo salario justo sin que nadie se robe su trabajo por el simple hecho de ser “propietarix”. Esta experiencia cooperativista y de iniciativa propia la tienen algunas fábricas e incluso un hotel, podríamos citar algunos nombres como: Cerámicas Zanon, Brukman (elaboración de trajes), Hotel Bahueny, Nueva Aurora (fabrica globos), etc.
Lxs piqueterxs que cortan rutas y se toman las calles, son otro de los tantos grupos que a raíz del argentinazo toman fuerza. Lxs piqueterxs cumplen la función de cortar caminos y rutas para exigir empleo o para evitar el cruce de mercancía a un determinado lugar. Otrxs piqueterxs son cooperativistas como el caso del MUP (Movimiento de Unidad Popular) que tiene cooperativas de trabajo con ingresos propios como panaderías, fabrica de escobas, de dulces, etc. Trabajan en 3 áreas: laboral, estudiantil y desocupadxs, en conjunto con otras organizaciones piqueteras como el caso del MTD 26 de Junio. Un punto por tocar acerca de los movimientos piqueteros es en las 3 tendencias que están divididas: el primero el gobiernista , el segundo el de los partidos tradicionales de izquierda ortodoxa y el tercero el asambleario o antiautoritario y horizontal. Podríamos citar algunos como el MTD Aníbal Veron, el MUP y el Frente Popular Darío Santillán, grupos en los cuales participan la mayor cantidad de anarquistas.
Algo que hay que denotar es que en las acciones y luchas antes mencionadas ningún grupo cita la tomad el poder como objetivo o fin y mas bien se inclinan por la construcción del poder popular desde las bases sociales, tomando en cuenta las teorías del marxista disidente Michelle Foucauld: que el poder no está en netamente en una institución sino que es una relación social y por eso no se puede tomar “el poder” y al contrario la solución sería desapoderar la sociedad, o sea disminuir al máximo las relaciones de poder en la vida diaria.
Citando las luchas del antipoder o contra el poder lo mas reciente podría ser lo acontecido en el estado de Oaxaca-México. El 14 de junio del 2006 decenas de maestrxs piden una mejora salarial y la salida del gobernador Ulises Ruiz por lo cual fueron reprimidxs de una manera violenta, lo que generó que distintxs ciudadanxs se adhieran al reclamo y se creara un ambiente de desobediencia civil, llegando al punto de desconocer la autoridad del gobernador. La alternativa y lo mas importante de estos acontecimientos son: el desconocimiento a la autoridad y la creación de una asamblea popular que aglutinaría a cientos de organizaciones y que se convertiría en el espacio de participación y en la voz de todxs lxs oaxaqueñxs.
Otras de las formas de lucha de lxs oaxaqueñxs que debemos hacer notar son las tomas de televisoras y radios que sirvieron para convocar a lxs ciudadanxs a los plantones, marchas y barricadas. Radios que estuvieron en manos de quienes se organizaron fueron Radio Plantón, Radio APPO y, la que mas tiempo resistió los abusos de la Policía Federal Preventiva (PFP), Radio Universidad. Oaxaca estuvo levantada, tomada por sus ciudadanxs y organizada por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) durante 5 meses, de junio a noviembre pasado cuando se da la entrada de la PFP para desarticular cualquier tipo de organización y aplastar cualquier levantamiento (lo cual dejó sinnúmero de heridos, alrededor de 30 mujeres violadas y un periodista internacional muerto). Hoy en día las personas en Oaxaca aún continúan con las barricadas, bloqueos y sobre todo organización de base y apoderamiento de distintos espacios de participación y medios de comunicación, pues la lucha continúa.
Así pues, cuando se dejó de izar la bandera roja se pensaba que era el fin del conflicto social pero la historia parió nuevas ideas, nuevos movimientos, nuevas estrategias y nuevas experiencias. Las experiencias del contra poder, de la organización horizontal y asamblearia que llegó para quedarse y que no se irá. Es hora de poner nuestro grano de arena para seguir sembrando aquí, allá, al lado y en todos lados una semilla, la semilla de la resistencia.