17 de diciembre de 2009

Sufrimos del síndrome de Estocolmo

Un día más como cualquiera de otros tantos que transcurren. Yo me encontraba circulando por la muy transitada calle Quisquís. Eran las cinco de la tarde calculo, porque la gente caminaba apresurada saliendo de su rutina laboral, intentaban escapar del cementerio llamado urbe. Todo era normal, era tan típico y común que a la vista asomaban un piquete de policías metropolitanos desplazándose en la acera posterior.

Dos señoras que vendían tripa asada corrían desesperadas por la calle arrastrando como pudieran sus carretas, no era casualidad la presencia de los cerdos policías. La jauría metropolitana la venía persiguiendo con el fin de despojarlas del fruto de su trabajo.

En la calle siguiente, específicamente Tulcán, la gente se amontonaba a observar lo que al parecer era un accidente. Me acerqué hasta el lugar, mi impresión fue fuerte cuando miré al piso y note a una mujer tirada, era la señora que hasta antes corría desesperada de los policías metropolitano. Había sido chocada por un taxi amarillo al parecer mientras escapaba de los cerdos. Por suerte la señora se levanto sin problemas al caminar; sin embargo su carreta, sostén financiero de su hogar ,fue destruido por el golpe del vehiculo. La señora se levanto sin ningún problema pero al tantearse, su brazo derecho empapò su mano de sangre. Vi como salía sangre sin parar además de marcas de quemaduras producto del roce con la parrilla en el instante del choque. La amiga de la señora que también corría con ella para salvar sus pertenencias la ayudó y se la llevó al parecer a un hospital.

Como algo muy común y casi escrito la gente no hizo mas que hablar, nadie se atrevió a señalar a los metropolitanos o a increpar su actitud. El silencio fue una vez mas cómplice de las atrocidades. En medio de todo el revuelo los cerdos mal nacidos dieron media vuelta y se retiraron. Colgaron sus culpas en el tendedero de lo impune y continuaron su faena criminal en algún otro lugar.

Otra persona como tantas que representa a miles de habitantes de esta ciudad que se las juega todos los días para llevar un pan a su boca, como usted o como yo, perdió su fuente generadora de trabajo y por poco hasta su vida.

Hace aproximadamente una semana se repitió esta misma historia en los alrededores de la bahía, la policía metropolitana golpeó brutalmente a personas que lo único que hacían era ejercer sus legitimo derecho al trabajo. Un desalojo más de tantos, parece que no quitó el sueño de los buenos cristianos. Porque mientras unos días antes nos hablaban de solidaridad a punta de migajas y del amor al prójimo en el enlace televisivo de la reaccionaria Teletón anual. Dos días después se olvidaron del discurso de buen samaritano y la tónica era otra: los pobres ya no servían para lavar un poco sus conciencias, el espectáculo había finalizado y por tanto se los podía desechar, cualquier argumento era válido para el Municipio y la prensa en justificar la brutalidad, y eliminarlos del casco regenerado.

Dos días después de los hechos, en horas de almuerzo mientras sintonizaba la TV las noticias del canal 5 mostraban una nota en la que un joven comerciante informal de contextura delgada (al cual yo reconozco por que lo he visto laborando en los alrededores del malecón y parque centenario), fue golpeado brutalmente por metropolitanos con la única diferencia de que esta vez los metropolitanos fueron arrestados y están siendo procesados por agresión de odio. Imputación hacia los policías que fue cuestionada por los periodistas de este medio quienes minimizaron la acción brutal de los metropolitanos contra el joven comerciante y acusaron a al fiscal por la medida tomada. Vaya mierda de prensa que tenemos.

Hasta unas horas antes de terminar este artículo me enteré por boca de un pana comerciante que los abusos aún continúan. Esta vez ya no eran las muy comunes golpizas, ahora se trataba de un intento de asesinato. Uno de los compañeros de este comerciante fue apuñalado por un supuesto policía metropolitano en medio de un enfrentamiento en las afueras del Mercado Central.

Es evidente la violación a los derechos humanos que se cometen en esta ciudad a diario, además del desprecio que reciben los comerciantes informales por parte de una administración que se niega a escuchar sus demandas. Una administración que tampoco tiene remordimiento en matar a miles de personas silenciosamente con el hambre, negándoles el derecho a trabajar y eliminándolos con su fuerza parapolicial para mantener una imagen de ciudad postal.

El silencio de la gente frente al atropello que sufrió la tripera reafirma lo que decía un periodista de radio Tropicana: en Guayaquil sufrimos un problema patológico serio, sufrimos del síndrome de Estocolmo, a mi parecer eso lo evidencian las últimas elecciones.

13 de diciembre de 2009

¿Realmente Jacob se aprovechó?

Siguiéndole el hilo al blog Isla de la Tortuga, me pongo a pensar en la visión arraigada en las mentes socialistas de que aprovecharse de una situación va encontra de la libertad ajena, y convierte al aprovechador en un criminal.
Tsekub argumenta que si alguien para satisfacer sus fantasías y depravaciones sexuales, se aprovecha de la necesidad de una pobre mendiga, es un criminal, ya que el intercambio dinero-complacencia de la fantasía no fue libre ni voluntario, dada la condición de mendicidad de la otra persona.
Aunque poner ejemplos así de radicales, lastimeros y sentimentaloides, ayuda a darle la razón; yo soy de los que piensan lo contrario. Yo creo que sí fue un intercambio legítimo, libre y voluntario. Tal vez soy de aquellos liberales de los cuales Tsekub habla, que estamos confabulando para dañar la imagen del anarquismo.
A mi parecer, ese concepto de aprovecharse, está siendo mal utilizado ya que todos nos aprovechamos siempre (de las personas, de las situaciones, etc). Bajo la misma lógica socialista, el que tiene un comedor se aprovecha del hambre ajena, y se aprovecha de tal manera que le pone precio a la comida ¡Qué criminal! Recuerdo una vez en que una tía decía que un vecino era un aprovechado pues les estaba cobrando a unos analfabetos por escribirles un currículum, en vez de hacerlo por buena voluntad. Desde esa visión, mezcla de los "valores" socialistas con la culpa cristiana, emprender y saber utilizar las oportunidades y situaciones, es aprovecharse y por ende está mal.
Sacar provecho de algo es bueno, sino nadie hiciera nada. Como ya dije, el dueño del restaurant se aprovecha de mi hambre, los dealers se aprovechan del deseo de droga de los consumidores, los heladeros se aprovechan del calor de la gente, quienes van a chongos se aprovechan de la necesidad de las putas, igual que mi patrón se aprovecha de la mía, y yo me aprovecho de la suya para que me de dinero a cambio de mi trabajo.
Si yo voy donde alguien y le propongo darle $100 a cambio de tener relaciones sexuales bizarras y horrendas con ella, y ella acepta, es un cambio legítimo, libre y voluntario. Yo me estoy aprovechando de su deseo de dinero, al igual que ella se está aprovechando de mi depravasión. El hecho de que sea sexo bizarro, no convierte el intercambio en un crimen. Estamos hablando éticamente, no dejemos que nuestro moralismo intervenga en la política. Dejando a un lado vuestro moralismo lastimero, ¿cuál es la diferencia entre aprovecharme y contratar una puta, y aprovecharme y contratar una lavandera? ¿Osea que también soy criminal por tener cocinera? ¿Y si no es cocinera ni lavandera, sino un guardia, o un animador 3D, también soy criminal por aprovecharme de su necesidad de trabajar?
En todos esos ejemplos, y cada uno de los ejemplos que analicen a su alrededor, ambas partes sacaron provecho de alguna situación, pero ninguno de los dos creo tal situación. Esa es la diferencia. En mi ejemplo, nadie despojó a nadie de todas sus pertenencias para luego violarla a cambio de un pan. Hay muchas cosas que puede que moralmente nos parezcan mal, pero ética-políticamente no transgreden la libertad de nadie, y por ende no pueden ser tratadas como crímenes.
Siguiendo el blog de Tsekub, me gustaría saber qué opinan del pasaje bíblico que él usa como ejemplo:
Los niños crecieron. Esaú llegó a ser un hombre del campo y muy buen cazador; Jacob, por el contrario, era un hombre tranquilo, y le agradaba quedarse en el campamento. Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba, pero Rebeca prefería a Jacob.
Un día en que Jacob estaba cocinando, Esaú regresó muy cansado del campo y le dijo:
- Por favor, dame un poco de ese guiso rojo que tienes ahí, porque me muero de hambre
- Primero dame a cambio tus derechos de hijo mayor- contestó Jacob.
Entonces Esaú dijo:
- Como puedes ver, me estoy muriendo de hambre, de manera que los derechos de hijo mayor no me sirven de nada.
- Júramelo ahora mismo -insistió Jacob.
Esaú se lo juró, y así cedió a Jacob sus derechos de hijo mayor. Entonces Jacob le dio a Esaú pan y guiso de lentejas. Cuando Esaú terminó de comer y beber, se levantó y se fue, sin dar ninguna importancia a sus derechos de hijo mayor.

Génesis 25. 27-34
¿Fue un cambió libre y voluntario, o Jacob se aprovechó del hambre de Esaú y por ende es un intercambio ilegítimo?

11 de noviembre de 2009

¡Come maní!

A partir del caso de los miembros de la Nueva Junta Cívica apresados, me entero de una ley bien lámpara, que suponía que existía pero no me cabía imaginar que alguien realmente pudo escribir eso.
Artículo 128 del Código Penal.

"El que públicamente, y fuera de los casos previstos en este Código, incitare o fomentare por cualquier medio el separatismo, o el que ofendiere o vilipendiare a las instituciones públicas o a la Fuerza Pública, el que cometiere cualquier burla o desacato, con palabras o acciones, contra la Bandera, el Escudo o el Himno de la Patria, será reprimido con prisión de seis meses a tres años y multa de quinientos a mil sucres."
¡Qué miedo! Según esa ley, nosotros deberíamos estar presos. Ofender y vilipendiar a las instituciones públicas es nuestro hobbie, a la Fuerza Pública ni se diga. Cuántas veces no nos hemos ido de palabras con respetables uniformados. ¿Me pueden mandar preso por decirle a la burocracia que es ineficiente?

"Burla o desacato a los símbolos patrios". Ahora entiendo por qué se armó tanto escándalo cuando me negué a jurar la bandera. Que precario ese respeto-miedo hacia símbolos que al menos para mi no significan nada. Creo que todo el mundo se reía al cantar el himno nacional y muy poca gente respeta el escudo. Recuerdo cuando alguien se pasó la bandera de Guayaquil por la entrepierna y querían enjuiciarlo por eso. Si no me equivoco el Jipi una vez quemó una bandera del Ecuador y madarlo preso de seis a tres años por eso me parece una estupidez.

En cuanto al separatismo, ahí ya entramos en temas políticos. No soy un separatista declarado, pero concuerdo con muchos que sí. Defiendo la autodeterminación de los pueblos, y por ende el derecho a la secesión es sagrado. Querer separarse de un Estado no es un crimen. Por las razones que fueren cada población debería tener la libertad de dirigirse a sí misma y ser independiente si así lo quieren. Entonces, ¿me van a meter preso por eso?

Personalmente no me considero ecuatoriano. Nací en Guayaquil y prefiero llamarme guayaquileño porque a la ciudad se la siente, mientras que el país es algo hetéreo e impalpable. No tengo nada contra las demás ciudades, de hecho Quito me agrada más, pero si me dan a elegir preferiría que Guayaquil o Guayas o lo que sea, fuera un país independiente. ¿Eso es fomentar públicamente el separatismo?

Por otro lado seguiré quejándome de la ineficiencia de las entidades estatales y de sus criminales con uniforme, y me seguiré burlando de los símbolos patrios. Así que vayan haciendo la vaca para ayudarme a pagar los quinientos sucres... Gloria a ti! Come maní! Gloria a ti! Come maní!

10 de noviembre de 2009

Toda censura es nociva


Casi dos años después y seguimos igualitos (o peores)

7 de noviembre de 2009

Presos de conciencia

Presos de conciencia: todo gobierno autoritario debe tenerlos, porque en ellos se basa su poderío. Sin miedo no hay obediencia, y sin obediencia el Estado cae.

Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional, definió este término como "Cualquier persona a la que se le impide físicamente (por prisión u otras causas) expresar (en cualquier forma de palabras o símbolos) cualquier opinión que mantiene honestamente y que no defiende ni justifica la violencia personal." Desde su fundación a inicios de los 60´Amnistía Internacional, ha ayudado en la liberación de muchos presos de conciencia, así como en la eliminación de torturas junto a otros abusos cometidos en muchos países alrededor del mundo.

Ecuador no es la escepción, ni siquiera en los tiempos actuales. El último caso es el de los miembros de la Nueva Junta Cívica, apresados por declarar "persona no grata" al Presidente. Nunca me ha simpatizado la Junta Cívica, ni la nueva ni la vieja. No creo que representen a nadie más que a ellos mismos y a quienes voluntariamente se subscriben a dicha organización. Muchas veces incluso, la vieja Junta Cívica fue motivo de mi crítica y desprecio. Sin embargo, creo firmemente en el principio básico de "No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo."

Igual como cuando andresHC fue encarcelado por insultar al Alcalde, el echo de que Giancarlos Zunino y Álex Pilco estuvieran detenidos desde el pasado 28 de octubre y encima fueran liberados bajo la fianza de $1000; me parece un abuso inaceptable e inaguantable. Es una violación clara a las libertades ajenas, al derecho a la libre expresión, y sobre todo un atentado a la supuesta democracia en la que se supone deberíamos vivir.

No se puede permitir ni un preso más por opinar diferente.

6 de noviembre de 2009

13 manzanas

Me pasaron un artículo de Xavier Andrade, en el cual trata el tema del comercio informal en la ciudad y cita nuestro documental. Es algo viejo, pero me dio gusto enterarme, así sea luego de varios meses.
13 manzanas - Tomada de El Telégrafo del 25 de julio del 2009

No es coincidencia, no me cabe duda, cuando veo la reciente represión desatada por la Municipalidad contra los vendedores informales.

Una vez reelecta en las últimas elecciones, como parte de sus batallas contra un gobierno central que aprobara una constitución que tiende a garantizar tanto el trabajo informal cuanto el acceso al espacio público, la presencia de la Policía Metropolitana en las calles ha aumentado en la zona “regenerada”. Por ello, cuando veo huir, esta tarde de domingo, a ese niño con 13 manzanas acarameladas desplegadas sobre una vianda, pienso en este nuevo ciclo de persecución y violencia: en su capital de trabajo de máximo 2 dólares, en su intento por ganarse honestamente la vida en una ciudad que condena a él y a su familia a moverse solamente en los márgenes de la postal creada.

La invisibilidad a las que los somete el poder local, sin embargo, es difícil de sostener mientras el desempleo crece, por un lado, y la infraestructura urbana profundiza la fragmentación y la exclusión social. Decomisar ilegalmente 13 manzanas, a más de las vejaciones y las torturas a las que se someten a los vendedores informales a lo largo de estos años, son evidencias que no constan en la propaganda oficial. La usurpación cotidiana de esos bienes tanto como la Policía municipal que va disfrazada de civil y cuyas prácticas han sido retratadas en el documental “Guayaquil Informal” (asequible por Internet) dan cuenta de la violencia de las prácticas exclusionarias. Desde esta perspectiva, la resistencia que se ha expresado en estos mismos días a través de protestas y marchas por parte de los informales, evidencia solamente una respuesta a la prepotencia de quienes creen que la ciudad es todavía una suerte de feudo.

Las declaraciones de Nebot al respecto de la protesta ciudadana remarcan su desprecio frente a la creciente presión de sectores que se resisten a la miseria, además de su ceguera frente a las falencias, cuando no el fracaso, del sistema de mercados cerrados en los que se los ha querido reubicar. Dado el subempleo que afecta a Guayaquil por ser el polo urbano de mayor desarrollo demográfico, las 13 manzanas abruptamente arrebatadas a ese niño simbolizan la intolerancia del ambiente “regenerado”. Esos 2 dólares de capital robado alimentan un aparato que exhala su brutalidad en cada poro de la piel turística de esta ciudad.