
Como ya han de saber, desde hace unos meses nos encontramos en la realización de un documental acerca del comercio informal en la cuidad de Guayaquil. Para la realización de este trabajo, nos hemos centrado alrededor de tres ejes básicos en cuanto a crítica del gobierno local.
Prácticamente toda crítica nuestra hacia la alcaldía se basa en los siguientes puntos:
Intervención del gobierno local en la economía.-
Intervencionismo es la acción ejercida por los gobiernos para afectar la libre actividad económica. Por lo general todo partido político, puesto que la democracia se basa en el estatismo, propone de alguna u otra manera el intervencionismo. Sin embargo hay quienes, disfrazados con un discurso seudoliberal, hablan en contra de la intervención estatal, cuando son ellos quienes más la propician.
Uno de los puntos del liberalismo es eliminar el monopolio estatal, privatizando sus funciones, para que se de una libre competencia, el servicio mejore y los costos bajen. El problema en Guayaquil, es que si bien existen una serie de políticas privatizadoras, no existe, por ningún lado, una desmonopolización de tales funciones.
El monopolio sigue existiendo, la única diferencia es que si antes lo manejaba el estado, ahora lo maneja una empresa privada. Esto genera un privilegio único e inmenso, pues qué mejor negocio que tener una empresa que brinde un servicio monopolizado, y que encima sigue recibiendo aportaciones de nosotros, los contribuyentes.
A estas políticas de intervención estatal, privilegiando a los sectores empresariales más allegados a la alcaldía y condenando a todo un conglomerado social a vivir a expensas de sus decisiones, se lo llama comúnmente neoliberalismo. Pero para no hacernos lío por palabras sin definición exacta, llámenle: mercantilismo, corporativismo, estatismo para ricos, fascismo económico o como quieran.
Un ejemplo claro de esto, es el caso de la Metrovía. Este caso específico, vendría a ser una nacionalización media rara del sistema de transporte. Se llama nacionalización al proceso mediante el cual un Estado asume el control de una empresa o un grupo de empresas privadas. La única diferencia entre eso y el caso de la Metrovía, es que en este caso, era el gobierno local y no el central, y que no pasó a manos públicas estrictamente, sino a una concesionaria privada. Pero el monopolio y el uso de la fuerza siguen existiendo.
Para llevar a cabo el proyecto Metrovía (del cual no estoy analizando su utilidad, funcionalidad, comodidad, mejoras, fallas, ni nada por el estilo) se tuvieron que sacar de circulación, es decir sacar del mercado, a gran cantidad de líneas de transporte urbano, es decir empresas. Esto obviamente perjudicó a gran cantidad de trabajadores, empresarios y usuarios; para beneficiar mayormente a unos pocos, que son quienes administran este servicio.
Ejemplos como este son varios, aunque en menor escala y menos sonados. Por ejemplo, las expropiaciones involuntarias (¿existe una expropiación voluntaria?) de casas, para construir mercados, puentes o cualquier otra gran obra. En estos casos se está violentando directamente contra la propiedad de esas personas, y lo peor del caso es que muchas veces ni siquiera se indemnisó adecuadamente a los propietarios.
El caso del comercio informal, es un caso diferente, pero igual creo que trata sobre el mismo tema. El comercio es el simple intercambio voluntario de bienes o servicios entre dos o más personas, el echo que sea "informal" sólo quiere decir que está fuera de los márgenes del Estado y su legalidad, no que es ilegítimo, puesto que no se está atentando contra nadie. Basados en la ley de oferta y demanda, si existen tantos coleros en el centro, a de ser porque la gente toma cola ¿no? Cuando se sature el mercado de cola en vaso, a alguien se le ocurrirá algo nuevo, hasta que este se sature y así sucesivamente. Eso a pequeña o gran escala es el libre mercado.
En este aspecto, ¿qué atribución tiene el gobierno local, para prohibir tal actividad? Mantener el ornato de una ciudad, no es a mi parecer justificación válida para antentar contra la vida y libertad de personas que no estaban agrediendo a nadie, llevándolas presas por el simple echo de comerciar en las calles. Así mismo, ninguna ley, mucho menos una ordenanza municipal vuelve legítimo el atentado contra la propiedad, cada vez que se decomisa mercadería en las calles de Guayaquil.
Pero como el pueblo no es gil, y sabe cuando lo están estafando, en el caso de la Metrovía se dieron muchos reclamos y protestas. Así mismo, la gente protestó en el 2002, cuando se desalojaron viviendas de quienes se negaban a dejarse expropiar por el sector de la maternidad, donde luego el Municipio construyó el Mercado de las Cuatro Manzanas. En el caso de los informales, su lucha a venido de años.
Pero así como se dan protestas y reclamos, también existe la represión por parte del Municipio, lo cual nos lleva al siguiente punto de nuestra crítica.
Criminalización de la protesta.-
Sí, la administración municipal a cargo de Jaime Nebot, se ha caracterizado por criminalizar todo lo que se oponga a él, así como por una sistemática represión de todo movimiento social. Quien niegue esta realidad, ha de ser porque nunca se ha ensuciado las manos ni a salido a la calle a protestar por algo.
Un caso específico, y quizás el más sonado ahora último, es la represión que se vivió el día 10 de Junio del 2008, cuando una marcha de comerciantes informales, que querían presentar sus propuestas al cabildo, fue desmantelada a punta de palo por personeros del Municipio.
Este mismo día se da la aprehensión y tortura del señor Miguel Salazar Haro, de 40 años, quien sufre de una discapacidad mental del 65%. Como siempre, los Estados represores se encargan de no dejar pruebas para poder negarlo todo, sin embargo en este caso les han quedado varios huecos que nos hacen dudar de su palabra: la noche del 10 de Junio del 2008, el Ab. Nebot
mostró a travez de televisión nacional el carnet de afiliación a Alianza País de Salazar Haro, ¿sino fue detenido cómo tenía el carnet? En un comunicado al Alcalde, el Director de la Policía Metropolitana dice que
"en el sitio y momento de la gresca fue que se encontró el carné de afiliación política del indicado ciudadano, que posteriormente fue entregado a las autoridades municipales", uds. deciden si le creen o no, pero tengan en cuenta que en la bitácora de la cárcel municipal, donde se anotan todos los detenidos, misteriosamente se saltan del 9 al 12 de junio ¿osea que el 10 y 11 días de
"altercado y refriega" no hubo ningún detenido en absoluto? ¿Ni siquiera un borrachito por orinar en la calle como los demás días? Estas preguntas son las que hacen que le crea al señor Salazar y no a los personeros del Municipio.
Aparte, son varios los dirigentes informales que nos han sabido contar las insistentes llamadas y mensajes amenazantes que reciben en sus celulares.
Por lo general, la mayoría de abusos se han dado en situaciones donde los ciudadanos comunes, se han opuesto a algún proyecto municipal.
Y este es sólo un caso, pues existe un sinnúmero de denuncias de abusos y violaciones a los Derechos Humanos. Algunas de ellas las puede leer en
este informe escrito por el CDH (Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos)
Siguiendo con el caso de la Metrovía, las declaraciones del presidente de Fundación Metrovía, Federico von Buchwald, fueron aterradoras: "Quienes sean detenidos por paralizar la Metrovía deberán comprarse un libro muy grande porque pasarán mucho tiempo en la cárcel." , y dan muestra del pensamiento fascista que impera en la política guayaquileña.
Es que estos no son casos esporádicos ni aislados, sino que responden a una serie de políticas estatistas, donde todo el que se oponga a los planes gubernamentales debe ser silenciado. Basta con ser un grupo lo suficientemente numeroso y/o vistoso, para que inmediatamente aparezca la guardia de choque a querer disolver la manifestación.
Digo vistoso, porque al parecer ser diferente ya es un delito para las autoridades locales. Y ese es justamente el tercer punto.
Domesticación de los ciudadanos.-
En Guayaquil tenemos una idiosincracia cristianoburguesa única, y las autoridades locales junto a ciertos grupos de élite, se han empeñado a restringir todo lo que atente contra su supuesto orden social.
Para mantener los cánones de su moral conservadora, se han ido creando ordenanzas y demás regulaciones que de poco en poco, muy paulatinamente, nos está llevando a los guayaquileños a ser dóciles, obedientes y "buenos ciudadanos". Es decir, nos están domesticando a su antojo.
Sobre este tema no me extenderé mucho, puesto que existen otros y mejores análisis al respecto de parte de Xavier Andrade, Xavier Flores, Tina Zerega y Rodolfo Kronfle; además creo que todo el que viva en Guayaquil sabe a que me refiero: control estético y control de comportamiento, especialmente en zonas regeneradas, pero no exclusivamente ahí.
Esta es la 27ava edición de la revista Iconos que saca la FLACSO, donde están juntos artículos de los cuatro antes mencionados.
La administración local en Guayaquil, se ha dedicado a inmiscuirse en nuestra vida privada, tanto como en nuestras acciones libres y voluntarias. Desde decirnos de que color podemos o no podemos pintar nuestras casas, hasta obligarnos a lavar nuestra terraza para que se vea bien desde GoogleEarth, hasta prohibirnos besar, sentar, acostar, andar en bicicleta, pasear al perro, etc, etc, etc, en lugares que fueron construidos con nuestro dinero.
Y es que no se puede ser indiferente ante estas situaciones. Cuando se violentan los derechos de terceros, en lo público, también están violentando mis derechos. Por ejemplo cuando no dejan entrar a un travesti al Malecón 2000, no sólo están violentando sus derechos, sino también los míos, debido a que yo vivo en esta ciudad, yo participo de ella, de alguna u otra manera yo contribuyo, y yo no quiero que este tipo de discriminaciones se den. Mientras exista lo público, deberá funcionar como tal, y si decidimos por privatizar, deberá ser a travez de un proceso ciudadano adecuado, no con ñañerías y privilegios.
Por suerte creo firmemente en lo que dice Joselo Andrade en el trailer del documental: que cuando una regla no es natural, y va contra la individualidad y la libertad de las personas, esa regla se estrella con la realidad. Así mismo creo, que mientras insistan en ingenierías sociales, la respuesta será la desobediencia civil.
Para finalizar, y poder salir a tomarme esa patucha, cito a Henry Thoreau que con una frase logra explicar que el respeto es a las personas y no a las leyes. Mientras no se atente contra nadie, estamos en libertad de hacer lo que querramos. Eso es paz social en libertad. Orden con desobediencia civil.
“Deseo por igual ser un buen vecino y un mal ciudadano.”

PD: antes de que me pregunten, voy a dar las razones de por qué me le cargo a Nebot más que a Correa, si soy libertario:
1.- Porque me da la gana
2.- Porque este blog empezó criticando a la alcaldía desde antes que Correa suba al poder. Alianza País lleva en la torta 2 años, mientras que tu padrino lleva jodiendo 8! y si contamos los años de León, serían 16 años gobernados localmente por el mismo partido.
3.- Porque blogs críticos al gobierno central hay muchos, de los cuales varios considero buenos, mientras que pocos hablan del Municipio. Y los que lo hacen se centran en aspectos socioculturales, o son rojos.
4.- Porque me da la gana
Salud!