16 de febrero de 2009

El discurso alternativo, dentro del parque Centenario.

En el libro "Lo urbano y su complejidad, una lectura desde América Latina", editado por la FLACSO, encuentro un escrito de Alexander Buendia Astudillo del cual extraigo el siguiente párrafo. Considero que este texto calza perfectamente con la mirada crítica, que se ha venido articulando desde hace algún tiempo, con respecto a la alcaldía de Guayaquil.

"El espacio publico es el lugar por excelencia de enunciación, circulación y consumos de los discursos. Tambien es el lugar donde se evidencian los marginamientos y las exclusiones por aquello que se visibiliza y por lo que no. En la exclusión y desde lo marginal se gesta lo disidente que emerge como resistencia. Aquí se enuncian discursos alternativos; estos dejan ver otra ciudad y otros ciudadanos que el discurso oficial ha invisibilizado."
Pongo como ejemplo el parque Centenario, el cual es, a mi parecer, un claro ejemplo de folklor urbano guayaquileño. Veo este parque como un nicho de resistencia cultural, inconsciente y espontánea, que responde a un intento de uniformizar y regular la urbe. El folklor callejero guayaco, se lo vive al ciento por ciento es las calles alejadas del control de la regeneración, sin embargo el parque Centenario es el último (y único quizás) lugar de la ciudad que, estando dentro de las zonas de renovación urbana, aún cuenta con identidad propia, típica del verdadero Guayaquil.

La administración local ha manejado su proyecto urbanístico imponiendo normas de control estético y de comportamiento. Así mismo ha manejado un discurso de “guayaquileñismo oficial” repitiendo normas caducas y estereotipos de “buen ciudadano”. Pero así como se da ese discurso oficial, existe un discurso alternativo que nace desde abajo y como crítica a éstas políticas represivas.

El parque Centenario, aunque perteneciendo al Plan de Renovación Urbana y estando rodeado por el mismo, no aceptó cambiar su identidad; sino que al contrario mantiene tanto su piso, como sus bancas, como su árboles, rejas y estatuas originales. Esta identidad se evidencia mucho más allá que en la infraestructura del lugar, pues este es el único parque del centro de la ciudad, en el cual aún se mezclan comerciantes informales, travestis, intelectuales, desocupados, enternados, aniñados, extranjeros, mujeres, niños, viejos, cholos, indígenas, raperos, rockeros, malabaristas, evangélicos, batracios, etc, etc.

De la misma manera aquí todavía existe un alto grado de respeto al libre accionar de los individuos, punto fundamental de un espacio que se considera es de todos. En este parque sí nos podemos sentar con las piernas cruzadas, nos podemos besar, nos podemos abrazar, podemos sentarnos en el bordecito de la jardinera, podemos tomar cola, andar en bicicleta, vestirnos "raro", tomarnos una foto con esas cámaras viejas de madera, grabar tomas para un documental, y demás cosas que por más absurdo que suene no se pueden hacer en otros lugares.

Por suerte aún existen este tipo de espacios, donde se pueden encontrar todavía las diferentes expresiones culturales (estemos o no estemos de acuerdo con ellas). Mientras en casi todas las zonas de regeneración urbana vemos, en su mayoría, personas cumpliendo los cánones de “buena ciudadanía”; en el Centenario, vemos pasar todo tipo de ciudadanos, los cuales han sido desplazados paulatinamente de otros sectores urbanos simplemente por no cumplir con los cánones de comportamiento impuestos por el Municipio.

Es, en espacios como este, donde se crean y se desarrollan los discursos de quienes, la administración local, con su discurso homogenizador trata de tapar.

7 comentarios:

MamaQuil dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MamaQuil dijo...

nunca me habia puesto a pensar en eso ... pero es cierto, creo que es el unico lugar de los "regenerados" donde aun hay vendedores, el fotografo con la camara de hace 50 años, un poco de desorden criollo... algo nuestro, la gente así como es..

Yo pensaba abrir un blog como este... quiza por ahi podría participar con algun post

Anónimo dijo...

yitux, pensé que ya había pasado este dato,pero parece que no. raúl farías comenta en su blog http://raulfa.blogspot.com/2009/02/esa-gentecita.html sobre una situación similar de los informales en cuenca, a propósito de la 'regeneración urbana' allá. solo que parece que allá están en un diálogo. te paso por si no sabías ya y si te interesa para el documental.

'regeneración', vaya término...

azul

Unknown dijo...

el parque Centenario si ha sufrido cambios con la regeneraci/n originalmente era un espacio abierto en las cuatro esquinas. Su imagen cambio inicialmente cuando el minicipio otorg/ su administraci/n a la empresa privada. El banco pichincha lo tuvo un buen tiempo bajo su tutela y era muy com/n que se cerrara a la ciudadan/a para realizar eventos privados de la empresa.

Ahora tienes raz/n, pese a todo ha mantenido su estilo, es el /nico donde a/n se puede encontrar fot/grafos de caj/n, los cuales est/n extintos del parque Forestal por ejemplo...

Y luego del cambio urbano las actividades al aire libre son cada vez m/s escasas en la Plaza San Francisco.

Anónimo dijo...

Sinceramente no encuentro diferencias entre el Parque Centenario y el Parque Seminario, por ejemplo, en los puntos que mencionas.

Pero la diferencia del Parque Centenario con los otros parques se debe a que no estaba en un estado paupérrimo cuando comenzó la regeneración, por lo tanto no ha cambiado mucho. Y sí, sí hubo regeneración también en el Parque Centenario.

Ernesto Yitux dijo...

Pues te comento que hace un par de años, participé en el AmbulArt que organizaba el Centro Cultural Alemán, y para grabar un cortometraje y entrevistar a uno de los betuneros del Seminario (don Matute) tuvimos una serie de inconvenientes por necesitar permisos. Hace un par de meses sucedió lo mismo cuando para un deber de mi instituto fui a grabar al Puerto Santa Ana. En este caso fue aun peor pues fui a la oficina, me dieron “permiso”, pero luego me volvieron a prohibir grabar puesto que “el permiso era solo para grabar el río, el malecón, y las jardineras; las calles, sitios de estar y arquitecturas no están permitido”. Mientras que en el Centenario simplemente fui con mi cámara y me puse a grabar libremente.

Como ya mencioné antes, en el Centenario aun se encuentra esa “fauna urbana” que en otros parques no. En el Seminario es prácticamente imposible encontrarse una pareja de gays tranquilamente. De hecho en casi ninguna parte regenerada se puede y eso me hace acordar cuando Nebot, en una entrevista con Carlos Vera, dijo que no iba a permitir que “ningún maricón acosador de niños” entre a “su malecón”.

Basta con visitar el parque en cualquier momento del día, y analizar un poco el entorno, para darse cuenta que es diferente a los demás espacios. Si nos ponemos poéticos, diría que ahí no se respira control y restricciones como en otros lugares. Tal vez sea ese poco de desorden criollo, como dicen arriba, lo que haga que me guste irme a sentar ahí.

PD: azul, interesante el link. Gracias.

Anónimo dijo...

coincido con yitux. al fin del día, tanta represión no es sino la gana de imponer una estética particular.

eso de que a mi malecón no entra ningún acosador es la pura justificación para discriminar solo porque fuchi-fuchi, qué feos los maricones. nada más. que ni toda gay es acosador ni todo acosador es gay. es más, lo más probable es que el abusador de menores se presente como un 'hombre de bien' (como un cura, por ejemplo) precisamente para no levantar sospechas...

en todo caso, para muestra de que el diálogo sí es posible vean el blog del proyecto transgénero de quito donde reseñan cómo de a poco han establecido canales de comunicación y EDUCACIÓN con la policía. http://policiasytransgenerosendialogo.blogspot.com/2009/02/la-resistencia-desde-la-asesoria-legal.html

http://policiasytransgenerosendialogo.blogspot.com/2009/02/invitacion-de-la-policia-para-facilitar.html

saludos azules