28 de noviembre de 2008

Crímenes de Estado, Responsables directos


Hace unos días tuve la oportunidad de ver el video realizado por la Comisión de la Verdad, que compone una serie de testimonios reales y crudos de víctimas de tortura y encierro durante el período 1984-1988.

Este video muestra los lugares en los cuales las víctimas (en su mayoría acusadas de subversivos) eran sometidas a las peores condiciones que alguien pueda imaginar. Muestran la infraestructura de aquellos lugares (sótanos, subterráneos, prisiones) diseñadas escencialmente para este tipo de atrocidades.

Los testimonios, así como las comprobación de la existencia de dichos lugares, se convierte en una prueba feaciente de las políticas fascistas y del terrorismo de estado que se ejercía durante ese período. Así mismo, constituyen un pilar fundamental para reabrir una serie de casos y señalar a los actores de aquellos crímenes, muchos de quienes actualmente cumplen cargos públicos y mantienen una cómoda vida basada en riquezas de dudosa procedencia.

Aunque el estado ecuatoriano asumió su culpa y resonsabilidad ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en aquellos casos de atentados a los derechos y principalmente en el caso de la desaparición de los hermanos Restrepo, la culpabilidad que asume el estado es simplemente una densa cortina de humo que esconde a un gran autor intelectual y a sus colaboradores.

Aquella figura nefasta, quien presidió la presidencia entre 1984 y 1988 es León Febres-Cordero. Personaje ligado a los intereses empresariales, vocero de la oligárquicas mafias nacionales y gestor del modelo neoliberal/mercantilista en Ecuador, el cual comenzaba a tomar fuerza en el mundo gracias a sus padrinos Reagan y Thatcher.

Febres-Cordero representaba una minoría elitista y un modelo demencial e irracional. En plena guerra contra el "terrorismo" y siguiendo órdenes desde el norte, instauró un sistema en nombre de la seguridad nacional y del estado que criminalizaba a la propia vida social. Bajo esta lógica fascista, la sociedad entera tenía que sacrificarse por la integridad del estado. Las consecuencias ya las sabemos, el terror sistematizado.

Los casos de violaciones a los derechos humanos, no son excesos policiales ni casos aislados. Son consecuencia de una política de miedo y criminalización, especialmente a los movimientos sociales que gestaban sus reinvindicaciones. Una política diseñada desde el Pentágono, cuyos fines eran la conquista del hemisferio sur con la ayuda de sus lacayos empresariales. Método de la 3ra Guerra Mundial o Guerra Fría allá por los 80 y que aún perdura en nuestra "democracia".

Cuando alguien maneja el monopolio de la fuerza, el terrorismo de estado no es coincidencia, sino la consecuencia lógica del manejo de la institucionalidad, el programa político e incluso de cierta forma la personalidad de quien está al mando.

La culpa es sin duda visible. Leon Febrés-Cordero era mandatario en aquel entonces y los testimonios de las víctimas lo embarran de sangre. La policía con su mentalidad obtusa no hacía más que acatar órdenes del Ministerio de Gobierno; los grupos violentos "contrarevolucionarios" encabezados por Toral Zalamea no eran mera coincidencia; las torturas y ejecuciones extrajudiciales tampoco lo eran; los Restrepo desaparecieron más que por un descuido policial sino porque sus políticas represivas se les habían salido de las manos; el SIC y sus interrogatorios no obedecían a una voluntad propia sino que eran ordenados desde arriba; y el asesinato de Nahim Isaías no fue por parte de los subversivos sino producto de la desesperación de un gobierno que desvalorizó la vida en todas sus formas.

La Comisión de la Verdad tiene una gran responsabilidad: revelar los nombres de los demás cómplices y los autores materiales de todos estos crímenes de estado. Y, más allá de señalar al estado como culpable pues éste no es más que el vehículo con el cual se llevaron a cabo los atentados, hay que personalizar las culpas, señalando responsables específicos y sancionando individualmente a todos quienes cometieron tantas atrocidades.

4 comentarios:

Viktor Lecter dijo...

No existen pruebas, no hay videos, no hay grabaciones, solo el testimonio de unos asesinos del AVC resentidos por que su revolución se les quedó truncada y no son nada mas que un puñado de aseinos, sinverguenzas, ladrones, estafadores, secuestradores, es decir... simples criminales.

Febres Cordero es un heroe por que nos libró del cancer del comunismo y fue su sangre derramada en Taura la que hoy nos permite ser libres.

Interesante tu blog... aunque dices ser de oposición pese a que te dejas manipular por los argumentos de los guerrillerios que están en el poder, igual me gusta, sigue adelante.

Víctor.

Viktor Lecter dijo...

Yo tambien voy y filmo un lugar cualquiera y me uno en complicidad de los mismos criminales de siempre para mentir y decir que allí fue donde warever y me hago un video absurdo, con música de Mercedes Sosa y otros comunistas cantantes setentones que sepa que manipula las sensibilidades, justamente para que cuando lo vea la gente se pongan a llorar, una que otra imagen impactante, edicion de video y otras cositas mas :P

Pero por sobre todo necesito el testimonio de esos serranos de clase media, media alta, que conformo AVC, ya que en ese grupo casi no hubo costeños, era un grupo que representaba el centralismo, y el estatismo brutal y ahora lo vemos representado tal cual en este Gobierno.

Víctor.

Viktor Lecter dijo...

¿Dije clase media, media alta?, perdón me equivoqué, era clase media alta, alta, habia hasta el hijo de un magistrado dentro del grupo al cual lo mataron en brazos del padre comunista Luna.

Cuando estos perros guerrilleros toman las armas, suenan las musicas de Suilvio Rodriguez y otros imbéciles mas de ese tiro, pero cuando se les responde de igual para impedir que cometan crímenes, pues se ofenden.

SE sienten ofendidos y se hacen las víctimas y losmártires cuando se3 los tratan como lo que son, unos SIMPLES CRIMINALES, pero ellos exigen que se los trate de forma especial y les tiren rosas y laveles rosados por que son heroes.

Pues que lástima, el crimen se reprime y nada mas, así de simple.

CRIMINALES...

Víctor.

Ernesto Yitux dijo...

Gracias Victor por el comentario positivo, aunque nunca pensé que te podría gustar este blog.

En cuanto a las pruebas, justamente para eso está la comisión de la verdad. Para analizar el caso, buscar pruebas y determinar responsables.

Febres-Cordero para mí no es un héreo, para mi es un criminal. No un simple criminal, sino un criminal escondido detrás de la institucionalidad del estado, un criminal con luz verde, un criminal con privilegios. "El tuerto del terror" no es un apodo en vano jajajaja

Me ha dado risa tus descripción del folklor izquierdoso jajaj tienes razón en ciertas cosas.

Pero con respecto a los AVC: ¿qué tiene que ver que eran de clase alta? ¿acaso has caído en el juego de desestimar una opinión solo por ser de clase alta? ¿Y qué tiene que ver si eran serranos? Aparte que sí habían consteños, algunos fueron asesinados por Febres-Cordero y algunos siguen su "militancia" todavía en diferentes grupos aquí en gye (ABA, MBA)

Con respecto a la toma de armas, es un tema muy extenso a discutir. Solo puedo decir que armarse no es un crimen per se. Matar a alguien es un crimen, violar a alguien tb, robar tb. Pero armarse, en un sistema donde el estado tiene monopolizada la fuerza, y el ciudadano común es vulnerable, me parece totalmente legítimo.

Por otro lado quiero aclarar que no defiendo los crímenes cometidos por los AVC. Simplemente no tolero que mientras ellos ya fueron apresados, torturados y asesinados (incluyendo muchos inocentes acusados injustamente) y además satanizados frente a la sociedad; hay otros criminales como León Febres-Cordero y todos sus colaboradores que siguen campantes como si nada.

Si ponemos en una balanza los crímenes cometidos por los AVC, y en otra balanza los crímenes cometidos por el Estado en ese entonces, creo que todos sabemos qué lado pesa más. Por favor no negemos las cosas, ni nos hagamos de la vista gorda solo porque cierto grupo no representaba nuestro pensamiento.