El siguiente texto lo encontré en anarkismo.net. Al parecer fue escrito por Alejo Capelo, tipógrafo, poeta e insigne militante anarquista de principios del siglo XX.
"Con el implacable sol del puerto, acompañado por una leve brisa de la tarde. Me dirigía por las calles de una ciudad, que marcaría la memoria de todos aquellos que buscamos enterrar las mentiras con las que nos amordazaron en la escuela. Era el año de 1922 y los colores rojos y negros del Anarquismo ya flameaban en el corazón y el imaginario popular de Guayaquil. Hace años atrás, por convicción, habríamos de formar un grupo filo anarquista al que llamaríamos “Luz y Acción”. Entre los integrantes estaban Manuela Donoso, Alejandro Atienza y otros, grandes hombres y mujeres, que de seguro estarían al lado de un Durruti o un Bakunin.
Las ideas anarquistas habían llegado y lo habían hecho para quedarse.
Recuerdo con una sonrisa casi picarona, nuestros encuentros en el malecón de la ciudad. En verdad, aquellas bellas palabras, las que decían que los anarquistas soñábamos despiertos, eran ciertas. Nuestros debates acompañados del calor del atardecer y del calor del corazón, habían de irnos forjando en la senda libertaria para nuestro deber: fomentar la organización popular.
En fin… eran las dos de la tarde de un sábado común y corriente. Llevaba ya, unos pocos minutos de retrazo a nuestras acostumbradas reuniones de malecón. Apresurando a mi paso, y con ello, acelerando la emoción por charlar con los compañeros, mi atención fue llamada, por un cariñoso grito.
-¡Hey! Alejo
A lo lejos gritaba así, el camarada Alejandro Atienza.
Definitivamente un hombre genial, sería muy corto tratar de imaginar a aquel gran luchador; no podía ser otra: era un anarquista.
-¡Salud y Anarquía!
Nuestras sonrisas vigorosas, mostraban el convencimiento y la decisión frontal a luchar.
Las manos se estrechaban a una velocidad imaginaria sumamente lenta, dicha velocidad seria inversamente proporcional a los hechos ocurridos un mes después.
Con la misma alegría y disposición, caminábamos. Y con ello, por fin, encontré al resto de compañeros. Los abrazos, los besos, el cariño, siempre fueron una característica de los libertarios. Nosotros, jamás hacíamos las cosas por miedo o temor, tampoco teníamos jefes ni los necesitábamos, nosotros hacíamos las cosas por convicción y razón. Y esas características se evidenciaban en nuestras reuniones y en nuestros actos. El debate se encendía, como la llama de la revolución. Habíamos de comenzar a formar las bases teórico-prácticas para una futura organización, una organización de masas, una organización que luche por la Anarquía.
Siempre he creído que el conocimiento de un militante, debe servir únicamente para ser compartido y aprender de los otros, jamás este debe servir para “guiar al rebaño”, como la haría cualquier marxista ortodoxo o cristiano. En eso, a veces debido a la pequeña formación existente, se debía marcar la pauta y en eso Alejandro era uno de los mejores. A lo mejor si el escuchase estas palabras, su modestia le produciría una leve sonrisa.
Eso era lo lindo de compartir con amigos, algo que vas más allá de la amistad.
El debate seguía, entre aroma a tabaco, café, casimir negro y barbas mesiánicas, esas formas con las que los anarquistas de una u otras forma nos identificábamos.
Habíamos llegado a ciertas conclusiones aquella tarde sabatina.
1.- Las centrales obreras de aquel entonces, no eran mas que apéndices de control estatal.
Me atrevo a decir que, ninguna buscaba una salida plenamente revolucionaria.
Aquellas dirigencias, comisiones, solo querían conciliar en términos medios y dañinos las reivindicaciones que proclama el proletariado. Nosotros en cambio, jamás nos contentaremos con migajas, entendemos que la lucha es frontal y unitaria hacia el único enemigo de nuestra clase: la burguesía. En su medida ellos serian como aves enjauladas que regalan tristes cantos a la libertad, en cambio los de corazones rojinegros, hacemos poesía con nuestro volar.
2.- La COG (Confederación Obrera del Guayas) había perdido gran credibilidad, su incapacidad en la negociación de los conflictos laborales hacía que gran parte de su militancia, enfrascada en el término del Liberalismo, decline en su filiación.
3.- Era el momento de acompañar a esta fuerza popular en una nueva central que llene los corazones y aspiraciones de todos nuestros compañeros.
Por esa y muchas razones mas, nos habíamos puesto la tarea titánica de formar la primera central obrera de orientación revolucionaria, una central Sindical que encausaría la causa del proletariado y apuntaría al horizonte Comunista Libertario, una central sindical que abrazaría el Anarquismo como doctrina política revolucionaria. Y así lo fue.
Terminada la tarde me disponía a regresar a mi morada. Las luces tenues de los faroles, hacían que el día se resista a morir.Para la época el medio común de transporte era el tranvía. Con cierta agilidad, en la curva de la calle 9 de Octubre y Boyacá, logré saltar y agarrarme del pasamano del tranvía. De repente, una mano solidaria hizo levantar mi mirada. Era el compañero Aurelio. Otro gran militante y agitador anarquista dentro del Gremio del Tranvía.
Para la fecha, los anarquistas habíamos ganado la simpatía de gran parte del pueblo.
Aurelio decía:
-A donde compañero
Yo respondía:
-A casa camarada. Hay que descansar, por que se vienen días que demostrarán nuestras convicciones.
La mirada de aquel viejo pero vigoroso hombre, entendía perfectamente mis palabras.
Los tiempos eran duros, el dólar machacaba al sucre, el cacao había bajando en su exportación y ni que decir de la vida. Para los pobres esta siempre fue del color del hambre y la miseria. El como muchos otros, entendían que la única fuerza que podía parar tanto atropello, era la fuerza del pueblo.
Y así pasaron segundos, horas, días, hasta el gran congreso que definiría el lineamiento de nuestra Organización. La fecha exacta para nuestro primer congreso seria un 15 de Octubre de 1922.
Antes que nada todo esto empezó en la combativa Asociación de Cacahueros “Tomas Briones” con nuestra militancia en su seno, la misma llevaba el nombre de un luchador, al cual el mismo Robin Hood tendría que admirar, además estaba a la naciente A.G.A. (Asociación Gremial del Astillero) de orientación plenamente Anarco-Sindicalista. Junto a estos temerarios gremios comenzó nuestra aventura. Una aventura de esas, como en la niñez, que uno sabe donde terminará, pero no sabe, que sorpresas en el camino encontrará. No fue tarea fácil. Un sin número de sindicatos desde zapateros, electricistas, tipógrafos, ferrocarrileros, mostraban simpatía a nuestras ideas.
Las esperanzas y los sueños se materializaban. Una multitud de voces, colores, unificados en un mismo puño, los niños en los brazos de sus madres, los brazos endurecidos por el trabajo agotador, las miradas cargadas de sueños y esperanzas hacían que el corazón quiera salir del pecho. Así fue nuestro primer congreso, plagado de proletarios, de hijos del trabajo, de la fábrica, de la tierra. Había llegado de la hora de la guerra mas justa: La Guerra de Clases.
Nuestro asombro fue muy grande, de dos organizaciones se sumo a treinta y seis, es decir habíamos conformado nuestra F.T.R.E. con un conglomerado de 30.000 obreros de diferentes gremios.
Nuestro lineamiento era muy frontal. Recuerdo que nuestras líneas expresaban lo siguiente:
“Queremos abolir radicalmente el dominio y la explotación del hombre por el hombre. Queremos que los hombres, hermanados por una solidaridad conciente, cooperen todos voluntariamente en el bienestar de todos.Queremos para todos:PAN Y LIBERTAD, AMOR Y CIENCIA”
Pero lo que pondría a prueba nuestra capacidad de acción y enfrenamiento, se verían pocos días después. El 22 de Octubre de 1922, inicia la huelga de los ferrocarrileros de Durán, en favor de mejorar su condición salarial. Enseguida la F.T.R.E. organiza una marcha el día 26 de Octubre; los estandartes rojos y negros abanderaban a los hijos del pueblo.
La satisfacción fue enorme, los compañeros triunfaron.
Posteriormente el día 8 de Noviembre, los trabajadores de la Empresa Eléctrica se declaran en huelga reclamando un mejor salario, el día 10 la A.G.A. se solidariza y organiza una protesta a favor de sus hermanos de clase. Para el día 13 el proletariado guayaquileño había de volver el sueño realidad. El pueblo enardecido por la represión y el cinismo de los tiranos, toma la ciudad y Guayaquil mágicamente se adelanta catorce años antes, a lo que pasó en Barcelona un 19 de Julio de 1936. Los obreros controlaban la ciudad.
¡Vaya! Reclus jamás podría haberse equivocado. La Anarquía era la más alta expresión del orden. Durante los días de control obrero, no se produjo un solo desorden, un solo robo. Habíamos demostrado que nuestra teoría en la práctica jamás fue una utopía. ¡He ahí, por que los anarquistas tenemos la razón, he ahí, la razón porque lo que habremos de vencer!
Pero lo más triste esta aún por venir… Algo que al solo hecho de recordar, se forma un nudo en la garganta. Y la promesa de no derramar ninguna lágrima de pena, sino de continuar la tarea; cavar tumbas para enterrar a los gobiernos, continua hasta el día de hoy."
Los tiempos y las realidades han cambiado, y con ellas las ideas han ido evolucionando. Sin embargo, el ejemplo de aquellos activistas de la primera mitad del siglo XX, no podrá ser olvidado jamás.
3 comentarios:
les cuento que ese articulo aparecio en la revista "chasqui anrquista" N.- 3, con fecha noviembre del 2008, en la ciudad de quitu, en homenaje alos caidos el !5 de novienbre de 1992.. saludos revolucionarios
interesante. Cuando puedan manden para acá al guayas unas cuantas copias. Salud
Interesante y necesario aporte e investigacion de "CarlosAtaka" desde KiTu aca en Gkill city! anticapitalistas estamos por todas partes!
Yitux: yo tengo aun publicaciones de esas..cualquier rato
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